Un perrito travieso entró a una casa desconocida y se puso a dormir con los dueños

Los animalitos son seres fantásticos que llegan a nuestras vidas, y así le pasó recientemente a una pareja.
La mujer identificada como Julie Thornton Johnson relató en Facebook que se despertó con una gran sorpresa cuando se encontró durmiendo en su propia cama y abrazando a una perrita desconocida

Allí, acurrucado junto a ella en su cama, había un perro grande y somnoliento, un perro que ni Johnson ni su esposo habían visto antes.
Los Johnson tienen tres perros propios que, en ocasiones, se unen a ellos en su cama, por lo que la pareja tardó un momento en darse cuenta de que este cachorro no era uno de ellos.

Fue el pasado primero de mayo, cuando Julie y su esposo Jimmy se despertaron, sin embargo, un perro mezcla de pitbull labrador de 90 libras estaba durmiendo entre ellos.
Naturalmente, Johnson y su esposo se sorprendieron un poco al principio por su inesperado nuevo compañero de cama, pero rápidamente quedó claro que el cachorro no estaba allí para causar ningún problema.

El canino descansaba plácidamente, como si los conociera de hace mucho tiempo.
Siendo un amante de los perros, Johnson decidió acurrucarlo, todo mientras trabajaba para desentrañar el misterio de dónde había venido el perro.

Una fuerte tormenta había pasado por el área durante la noche y Johnson cree que el perro estaba perdido y en busca de refugio. La pareja accidentalmente había dejado entreabierta una puerta trasera de su casa, por lo que debió haber entrado de esa manera.
Suponiendo que el cachorro tenía dueño, Johnson tomó algunas fotos del visitante peludo y las publicó en las redes sociales, con la esperanza de que el dueño del perro las viera. Y efectivamente, eso funcionó.

La historia quedó como anécdota, y la dueña de la perrita quedó agradecida con la pareja, quienes no sacaron a la perrita y pudieron encontrarla para que fuera por ella.

Nala volvió a donde pertenece, y las mentes preocupadas de sus dueñas se tranquilizaron. Mientras tanto, los Johnson no podrían estar más encantados de que su hogar (y su cama) sean invadidos por un cachorro tan dulce.