Un delfín se encuentra con un buzo y terminan siendo amigos

Recientemente se dio un genuino encuentro entre un hombre y un delfín que ha derretido a miles de internautas, al disfrutar de una las escenas más hermosas que se puede presenciar bajo el agua entre un hombre y un delfín.
Evan Pender es el buzo que ha logrado crear un gran vínculo con un delfín, Pender es un fanático del buceo, cada vez que se desliza bajo la superficie del agua en la costa de Irlanda, está entrando a otro mundo que pocos tienen la oportunidad de disfrutar.
El hombre llamó al delfín Dusty, quien no duda en emerger de las profundidades para saludarlo. Algo que empezó como una hermosa casualidad, se convirtió con el paso del tiempo en una hermosa amistad.
Dusty ha hecho presencia en la costa por más de 20 años, se ha dado a conocer por ser un delfín muy sociable que disfruta interactuar con los botes y nadadores que visitan la costa.

Sin embargo, el interés por Pender ha superado por mucho el contacto que haya tenido con cualquier otro buceador. Al respecto comentó:
“Nunca busco a Dusty cuando me meto al agua. Ella me encuentra, así que debe de disfrutar de mi compañía”
El hombre comenta que el vínculo entre el delfín hembra y él se ha fortalecido con el paso del tiempo, destaca que en cada encuentro respeta su espacio y su ritmo, lo que ha hecho que su confianza aumente.
A través de la confianza y el respeto, la amistad entre Pender y Dusty se fortalece cada día más.

Aunque el hombre ha compartido momentos increíbles bajo el agua con Dusty, uno de los momentos que más marcó su carrera como buceador fue cuando Dusty descubrió que las aletas del traje de Pender eran desmontables.
Al día siguiente cuando Pender volvió, Dusty estaba más que emocionada de verlo, incluso propició jugar un juego similar al de buscar.

Al respecto Pender comentó:
“Creo que entiendo por qué los delfines juegan con objetos. Genera confianza. Con Dusty, ella sabia que para mi era tan placentero sumergirme y sacar la aleta como lo era para ella. De lo contrario, ella hubiera querido que yo soltara la aleta para siempre. Pero ella quería que yo bajara por eso. Nunca se saltó un turno”